21 de Abril de 2011
Para esta Semana Santa algo lúdico, la vía Ferrata de la Hermida, primera vía ferrata de Picos inaugurada hace un año aproximadamente.
De la vía no sabía demasiado, que era larga, unas 6 horas subida y regreso, y que una pareja con la que coincidí hace unas semanas la había disfrutado de lo lindo. En internet (www.ferratalahermida.com) tienes más información y oferta de servicios guiados.
Se trata de mi primera vía ferrata y tampoco tengo material específico, por lo que preparo unos cabos de anclaje con una cinta disipadora que uno al anillo ventral del arnés con un mosquetón de seguridad, un cordino de 9 mm y dos mosquetones HMS auto bloqueantes que serán los que vaya anclando al cable guía. El cordino, con un ocho en su parte central, va unido a la disipadora con otro mosquetón de seguridad. Un elemento disipador es fundamental en los cabos para vías ferratas, para que, en caso de caída, disipe energía y no te estaces.
Este es el invento doméstico, opinable por supuesto. En las tiendas hay cacharrería mucho más “pro”.
Con este tinglao, que no espero probar si funciona o no, me acerco al comienzo de la vía que se alcanza en apenas 15 mn desde el parking habilitado para el efecto que reconocerás por un monolito ferrático que anuncia la vía. Hay que cruzar la carretera y pasar por la caseta de las guía donde además encontrarás un croquis de la vía con sus puntos de escape, puntos de interés e info de seguridad.
Estoy en el parking pasadas las 8 de la mañana y equipado sobre las 8:30. En el parking he coincidido con cuatro vascos bien equipados que tienen la misma intención que yo, así que trato de tomar la delantera para ir a mi ritmo, sin presiones.
Y a partir de aquí lo voy contando con fotos.
El croquis de la “vía ferrata LA HERMIDA”. Más info www.ferratalahermida.com
Comienzo de la vía, éste es el tramo infantil, apto para todos los públicos
Ya he pasado los dos primeros escapes de “Las Tiesas” y “Canelaria” ¿Seguimos?. A partir de aquí el escape es menos evidente, con rápeles desde la Cueva Jabalí o por arriba desde cueva Ciloña, así que si sigo no hay vuelta atrás.
Hacia la Cueva Jabalí, aquí ya hay un buen paredón, por debajo los vacos que me siguen.
Y hacia arriba el paredón sigue.
Un descansito en la Cueva Jabalí, mirando para arriba, que esto sigue.
El ambiente ya es muy bueno, La Hermida y el desfiladero a vista de pájaro.
La salida de la Cueva Jabalí pone las pilas, me habían dicho que esto como mucho sería vertical, pero no, las rocas también tienen panza y toca ahora salvar una ligeramente extraplomada. ¿o no?
Lo que ves a la salida de Cueva Jabalí.
Y un cambio de plano para darle más ambientillo. ¡¡¡ U f f f !!!, ¡qué bonito este tramo.
Y la rampa María Luisa (que no se llama así, pero ya averiguaré su nombre verdadero). Aquí los asideros están más separados y hay que practicar adherencia en la roca que le da un punto, un atractivo más.
El ambiente va pasando de bueno a extraordinario y el día acompaña.
Llego al desvío de la cueva del Diosu, que finalmente no visito, aunque hay cable de seguridad hasta ella. De nuevo mirando hacia arriba un tramo que pone las pilas, un tramo muy encajado que te echa hacia afuera, más aún con la mochila, y con cambio de plano entre medias.
Este es el punto donde rebasas el tramo encajado y cambias de plano. El tramo es muy aéreo, estoy a horcajadas con un pie en un árbol, que también ayuda.
Y prácticamente trepando llegas hasta el Collado La Parcia donde comienza el tramo jitado.
La Hermida queda ya muy abajo, y aparece Tresviso …
… que con buen zoom llegamos a apreciar las zetas del impresionante camino tallado en la roca que desde Urdón conduce a Tresviso.
Un último vistazo a La Hermida antes de alcanzar el destino final …
… cueva Ciloña, grandiosa, caben dentro de ella dos iglesias de pueblo o una pequeña catedral.
He tardado dos horas hasta cueva Ciloña y le dedico media hora más a recorrer sus entresijos, realmente impresionan sus dimensiones. En el interior hay agua recogida en pozas y restos de guardar animales.
El ojo de cueva Ciloña, vigilante del desfiladero.
Y un detalle de una de las pozas con una hiedra al fondo que llamó la atención que naciendo en el techo crecía varios metros como una columna vertical hasta llegar prácticamente al suelo.
El regreso por el sendero que acaba enlazando con la carretera de Bejes, no es bueno, pero es lo que hay. He tardado en el recorrido un total de cuatro horas incluyendo descansos, lo mismo que los colegas vascos con quienes coincido de nuevo en el parking.
Una bonita experiencia muy lúdica que probablemente repita con quién decida acompañarme, ¿vendrás Merche?. Pero dicho lo anterior, recuerdo las palabras de Julián sobre sus experiencias ferráticas en Alpes, que comparto, “sin demasiado valor alpinístico”.
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